Un frente europeo de organizaciones de objetores del crecimiento interpela a los sindicatos acerca de la euro-manifestación del 29 septiembre del 2010. Los objetores del crecimiento exigen a las fuerzas sindicales hacer una ruptura antiproductivista sin cual no podrán salir del papel de compañeros activos de la lógica destructiva que representa la economía de hoy en día. Los objetores del crecimiento proponen perseguir el « buen vivir » en vez de « el siempre más », de reducir notablemente el tiempo de trabajo y defender por tanto, una renta básica y garantía suficiente para cada uno.
La Confederación Europea de los Sindicatos organiza una jornada de acción europea el próximo 29 de septiembre en Bruselas. El eslogan es: « No a la austeridad. ¡Prioridad al empleo y al crecimiento! »
Las organizaciones de objetores de crecimiento y las personalidades firmantes (lista al final del documento) de este comunicado común, apoyan la lucha de los sindicatos contra la voluntad del capital a cargar el peso de la crisis sobre la clase trabajadora, pero lamentan la llamada al crecimiento que no puede ser el camino de salida de la crisis y que pone la CES en una postura insostenible.
Los objetores de crecimiento firmantes del presente comunicado:
1. Denuncian la lógica del productivismo y del crecimiento. La lógica del « siempre más » material, no es más que un callejón sin salida insensato ya que no es posible ni tampoco deseable el producir y consumir siempre más.
2. Estiman que la austeridad para una gran multitud, es la consecuencia lógica al crecimiento económico y al productivismo. Por consiguiente, rechazar la austeridad en sí pidiendo más de las causas cuales son a su origen no es una solución.
3. Llaman a las fuerzas sindicales a abrir los ojos sobre el carácter suicida del dogma del crecimiento económico y del productuvismo continuo y a realizar por tanto una ruptura antiproductivista.
4. Proponen una vía diferente, más realista si cabe, que persiga el « buen vivir » y no el « siempre más »: derribar los mitos economistas y cambiar de objetivos, reducir el tiempo de trabajo, y garantizar un sueldo digno y suficiente para todos.
Denuncian la lógica del productivismo y del crecimiento. La lógica del « siempre más » material, no es más que un callejón sin salida insensato ya que no es posible ni tampoco deseable el producir y consumir siempre más.
Garantizar el crecimiento supone poder aumentar continuamente y de manera infinita la producción de bienes y servicios mercantiles. Porque la producción de estos bienes y servicios necesitan la explotación de recursos naturales y de trabajo humano, el crecimiento infinito supone necesariamente la explotación infinita de la Tierra y de los Hombres.
Hoy en día, esta carrera loca llega a su fin y destaca la dimensión catastrófica de los innumerables daños que genera: el planeta Tierra que es la condición de toda actividad social y humana está a la agonía, su devastación provoca los efectos los más violentos en primer lugar sobre los pueblos y personas más vulnerables.
Las personas son cada día más relegadas al papel de consumidores/productores para hacer funcionar una máquina que produce cada vez más malestar, en detrimento del bienestar individual y colectivo. El enlace social esta corroído por la mercantilización y la competencia loca que agredan simultaneamente las relaciones entre las personas, los pueblos y las generaciones. Las desigualdades sociales aumentan en todo el mundo, la miseria no para de propagarse de manera tan violente puesto que los desarreglos del medio-ambiente, relacionados a los excesos de producción, engendrados originalmente por el Occidente se convierten en una causa primera. Está ahora claro que la universalización del modo de vida de los países materialmente ricos no es posible. A pesar de lo que piensan los economistas los más ortodoxos, es por ejemplo imposible que el conjunto de los habitantes de la India y de China dispongan de un coche, una televisión y una nevera como disponemos en Occidente. El planeta simplemente no sobreviviría y los Hombres tampoco por consecuencia.
Frente a esta constatación de fracaso tanto económico que humano y ecológico, la continuidad del crecimiento económico no puede ser una solución: para mantenerse, esta lógica implica necesariamente consumir siempre más recursos y explotar los trabajadores antes de echarles una vez siendo inútiles o demasiado caros por los accionistas, con como corolario una degradación incesante del planeta Tierra y de las relaciones humanas.
Estiman que la austeridad para una gran multitud, es la consecuencia lógica al crecimiento económico y al productivismo. Por consiguiente, rechazar la austeridad en sí pidiendo más de las causas cuales son a su origen no es una solución.
La ola de austeridad que cae sobre los pueblos de Europa es impuesta por las instituciones financieras con la asistencia activa de los Estados socio-demócratas. Lo que se esta llamando « austeridad » es una nueva etapa de esta degradación necesaria para producir « crecimiento »: los especuladores buscando maximizar siempre más sus beneficios y el culto del crecimiento imponiendo a todo precio la competición entre los trabajadores del mundo entero, se pide al pueblo trabajar y apretar el cinturón para hacer funcionar la maquina. Todo crecimiento económico suplementario a venir podrá ser realizado únicamente a costa de la repetición siempre más violenta de esta lógica de devastación. El crecimiento garantiza la austeridad a los países ricos cuando al mismo tiempo hunde ya millones de personas por el ancho mundo en la miseria la más negra.
Llaman a las fuerzas sindicales a abrir los ojos sobre el carácter suicida del dogma del crecimiento económico y del productuvismo continuo y realizar por tanto una ruptura antiproductivista.
Las fuerzas sindicales han demostrado un compromiso histórico con el capital cuando los frutos del crecimiento y del productivismo han podido ser disfrutados por todas las personas gracias a las mejoras substanciales en las condiciones de trabajo, las cuales han sido obtenidas después de duras negociaciones y luchas, singularmente a la salida de la segunda guerra mundial. Pero después del final de los años 70, la lógica del crecimiento del capital ha llevado a las partes implicadas a romper el equilibrio existente. Desde entonces, el bienestar material de las personas en nuestros países ricos se redujó a pesar del aumento del PIB de manera casi continua, mientras que la gente sigue siendo más pobre quedándose estancada, y la brecha entre ricos y pobres crece cada día más, ya sea dentro de nuestras fronteras como en el mundo entero.
Atrapados por la trampa de la lógica del crecimiento infinito, los sindicatos se encuentran desde ahora reducidos a simplemente negociar la limitación de la velocidad a la cual las condiciones de trabajo y de solidaridad son deterioradas. Igualmente, la llamada por el empleo de calidad que se realiza en la euro-manifestación del 29 de septiembre, se contrapone a los objetivos de rentabilidad y de crecimiento que las CES parecen reclamar desde con sus voces con el mismo eslogan.
Para preservar la fuerza de los sistemas de solidaridad conquistados después de largas luchas y llevados en práctica a la salida de la segunda guerra mundial, es desde entonces indispensable el salir de la lógica de la acumulación sin fin.
Llamamos a los miembros sindicales de las diferentes composiciones nacionales y regionales de la CES a reinvidicar alto y fuerte, dentro del núcleo de sus organizaciones, a un cambio del orientación radical que tome en consideración una orientación antiproductivista en favor del « buen vivir » y de la solidaridad, y no caer en el « siempre más » ni en la competición generalizada.
Es el momento en el que los sindicatos abran los ojos contra el carácter suicida del dogma del crecimiento económico y del productivismo, y que estos inicien sin perder un instante un cambio profundo de rumbo y se opongan de manera frontal a esas dos lógicas socialmente, humanamente y ecologicamente devastadoras.
Proponen una vía diferente, más realista si cabe, que persiga el « buen vivir » y no el « siempre más »: derribar los mitos economistas y cambiar de objetivos, reducir el tiempo de trabajo, y garantizar un sueldo digno y suficiente para todos.
Según nuestra opinión, para que la necesaria transición hacia una sociedad sostenible sea socialmente posible y justa, tres objetivos han de ser abordados simultaneamente:
• Una reevaluación profunda de las creencias que apoyan y sostienen las políticas actuales y un cambio radical de objetivos: denunciar el mito económico del crecimiento infinito; sustituir la competitividad y el «siempre más» por la cooperación y el buen vivir.
• Salir del laborismo con el fin de compartir el trabajo y volver a encontrar el tiempo libre y el sentido a éste: Organizar una reducción fuerte del tiempo de trabajo remunerado.
• Garantizar un sueldo de existencia suficiente para el ser humano (e instaurar simétricamente un sueldo máximo), garantizando así, el derecho de acceso a los bienes comunes y públicos gestionados de forma colectiva (seguridad social, educación, acceso a la energía, al agua, etc.).
Nuestros países nunca han sido tan ricos como ahora, ni nuestro modo de organización tan desigual y destructor. Un cambio de rumbo es urgente y necesario. Los medios están a nuestra disposición, hace falta organizar la fuerza colectiva que será capaz de se oponer a las potencias actuales y así llevar a cabo nuestra alternativas. Los sindicatos deben retomar el papel emancipador que hizo suyo durante el curso de la historia, rompiendo claramente con la lógica destructora del productivismo y del crecimiento.
Esta llamada es igualmente una invitación al dialogo fraternal con las fuerzas sindicales. Una iniciativa del Movimiento Político de los Objetores del Crecimiento (Bélgica), www.objecteursdecroissance.be
Firmantes (organizaciones y personalidades):
Bélgica:
Francia:
Suiza:
Italia:
España: